Iniesta no tiene este objetivo en mente. "Para mí, como para cualquiera de los jugadores de España es mucho más importante ganar la Eurocopa que todos los Balones de Oro del mundo". "Nuestro objetivo es hacer historia otra vez con la Selección". Iniesta sólo piensa en España y en los españoles. No olvida que la crisis golpea duro y que "darle una alegría a los que lo están pasando mal es el mayor reconocimiento".
Iker Casillas, que paró el remate de Rakitic, que abortó el primer penalti de Portugal en un momento crítico, prefiere que "sean otros los que me juzguen" y, como Iniesta, prefiere "los éxitos del equipo antes que los individuales".
Nos deben uno. Pirlo es la amenaza. A sus treinta y tres años ha cuajado una Eurocopa magnífica. A su favor tiene los precedentes. A España, a ningún español, le otorgaron el Balón de Oro tras ganar el Mundial 2010. Algo inexplicable, y más teniendo en cuenta que en la anterior edición, en 2006, lo ganó Cannavaro, capitán de la Italia campeona en Alemania. La tradición dice que en años de Eurocopa y Mundial lo que pesa en el Balón de Oro es el campeón. Pero la norma se rompió tras la edición de Sudáfrica. Fue una sorpresa, y también una injusticia. Messi y Cristiano, que son los dos gallos de los tiempos presentes, han hecho una gran temporada, sobre todo por su impresionante balance goleador, pero no han ganado ningún título continental ni con sus equipos ni con sus selecciones.
Sería raro que el pucherazo de 2010 se repitiera en 2012. Por mucho que sólo un portero, Yashin, haya ganado el Balón de Oro en toda la historia. La hazaña del soviético en 1963 la podría repetir Iker, que bien lo merece.
La otra opción es Iniesta (o Pirlo, aunque nos pese). Los centrocampistas dominan el palmarés del Balón de Oro. Sería el segundo español en lograrlo tras Luis Suárez, que lo levantó en 1960.
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