domingo, 1 de julio de 2012

Iker Casillas, el mito eterno.


Pocas personas pueden decir que son los mejores en su profesión y muchos menos pueden decir que han levantado de forma consecutiva dos Eurocopas y un Mundial. De hecho, sólo puede decirlo Iker Casillas. El mejor cancerbero del mundo alzó en el Olímpico de Kiev la tercera Eurocopa de la selección española en su historia. Algo imposible de conseguir si el portero del Real Madrid no hubiera estado bajo los palos. Un dato escalofriante es que Iker Casillas no ha encajado un gol en las últimas 10 eliminatorias de un gran torneo de selecciones. Seis años desde que Francia, en el Mundial 2006, fuese el último combinado en batirle.
El mostoleño de 31 años ha sido determinante en cada uno de los triunfos de 'La Roja'. Paradas en momentos decisivos que bien podrían catalogarse como verdaderos milagros. Sus portentosas actuaciones en citas donde la exigencia es máxima todavía no han sido premiadas con un reconocimiento individual. Iker sumó ante Italia la victoria número 100 con la selección en su partido 137. Nadie en la historia había logrado tantos triunfos.
Su 'show' particular comenzó en los cuartos de final de la Eurocopa 2008. En el Ernst Happel de Viena, Casillas asombró al mundo con los dos lanzamientos de penalti detenidos en la tanda ante Italia. Daniele De Rossi y Antonio Di Natale se toparon con las manoplas de Iker. Las desilusiones y decepciones que identificaban a la selección española desaparecieron tras ese encuentro.


Más recordada aún es la mítica parada a Arjen Robben en la final del Mundial 2010 ante Holanda. 'San' Iker puso su pie derecho en el lugar y el momento indicado para desbaratar el uno contra uno al futbolista holandés con 0-0 en el marcador. Dos rondas antes, en cuartos de final, Iker detuvo una pena máxima al delantero paraguayo Cardozo. Igualmente, con las tablas en el marcador. Inolvidable, tanto o más que esta Eurocopa de Polonia y Ucrania.


Primero ante Croacia, en el último encuentro de la primera fase, apareció para realizar una antológica parada, reflejos felinos, a un cabezazo a bocajarro de Rakitic. Pero sus intervenciones no terminaron ahí. En la tanda de penaltis de semifinales, ante Portugal, el madrileño, tras el error de Xabi Alonso, detuvo el lanzamiento de Moutinho. Otro hito para la memoria colectiva que encontró su culmen en una final perfecta ante la 'nueva' Italia.
Primero por arriba, quitandole el balón de la cabeza a Balotelli cuando los centuriones de la grada ya cantaban el tanto en un saque de esquina. Después a Cassano, en una jugada de Talentino que hacía honor a su nombre, entre tres defensas, a través de un bosque de piernas que cegaban al capitán de España. Más tarde a dos lanzamientos brutales de Cassano y Montolivo. Ya en la segunda parte, a Di Natale, el recambio, a bocajarro, otra vez los reflejos. Una sucesión sin fin que vuelve a colocarle la aureola en la cabeza, aunque su santidad no tiene forma de halo sino de Copa de Europa.

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